QUÉ SON LOS ADAPTÓGENOS

Aunque hoy los escuchamos en el mundo del wellness como una tendencia, los adaptógenos tienen una historia milenaria llena de sabiduría ancestral.

La palabra “adaptógeno” se usa para describir ciertas plantas y hongos que ayudan al cuerpo a adaptarse al estrés, mantener el equilibrio interno y mejorar la resistencia física y mental. Pero mucho antes de que la ciencia moderna los definiera, ya eran parte fundamental de antiguas tradiciones curativas en distintas culturas del mundo.

En la India, dentro del sistema de medicina ayurvédica, se utilizaban desde hace más de 3.000 años hierbas como la ashwagandha, la tulsi (albahaca sagrada) y el shatavari. Estas plantas se consideraban “rasayanas”: sustancias rejuvenecedoras que equilibraban cuerpo, mente y espíritu, ayudando a prolongar la vida y fortalecer la energía vital (prana).

En China, la medicina tradicional desarrolló su propia sabiduría sobre las plantas adaptógenas. El ginseng, por ejemplo, era conocido como el “elixir de la vida” y reservado para emperadores por su capacidad para restaurar la vitalidad y mejorar la claridad mental. También se usaban hongos como el reishi (llamado “hongo de la inmortalidad”) y el cordyceps, reconocido por aumentar la energía y la resistencia.

En regiones frías como Siberia y el norte de Asia, comunidades locales utilizaban raíces como la rhodiola rosea para soportar los inviernos extremos y mantener la fuerza física. Estas tradiciones, aunque distintas entre sí, compartían una misma idea: la naturaleza ofrece aliados que ayudan al cuerpo a mantenerse en equilibrio frente al estrés.

El término “adaptógeno” fue acuñado recién en la década de 1940, por científicos rusos que buscaban sustancias naturales que mejoraran la resistencia de los soldados y astronautas sin causar efectos secundarios.
El Dr. Nikolai Lazarev y posteriormente el Dr. Israel Brekhman fueron pioneros en estos estudios, estableciendo tres criterios para considerar una sustancia como adaptógena:
1️⃣ Aumenta la resistencia general del organismo ante el estrés.
2️⃣ No interfiere con las funciones normales del cuerpo.
3️⃣ Ayuda a mantener el equilibrio interno (homeostasis).

Desde entonces, el interés por los adaptógenos no ha dejado de crecer. Hoy la ciencia moderna los investiga por sus posibles beneficios en la reducción del cortisol, la mejora del estado de ánimo, la energía sostenida y el fortalecimiento del sistema inmunológico.

En un mundo donde el estrés es parte de la vida diaria, los adaptógenos se han convertido en un puente entre la sabiduría ancestral y la ciencia contemporánea. Nos recuerdan que la naturaleza lleva miles de años ofreciéndonos herramientas para recuperar el equilibrio y la calma interior.